viernes, 1 de febrero de 2013

Feroces de pensamiento… muy feroces


En esta ocasión nuestra aventura poética ha transcurrido en un marco distinto, con motivo de la reapertura de la mítica librería madrileña Fuentetaja en la calle San Bernardo nº 35. Yo no tuve oportunidad de conocerla en su anterior andadura, pero el actual establecimiento mantiene lo histórico del edificio y a su vez goza de un aire moderno y minimalista, con la idea de que sea, más que una librería al uso donde adquirir ejemplares, también un lugar agradable para disfrutar y compartir la lectura, tomar café, y asistir a actos culturales.  Así, el sótano del local, antigua bodega, sirvió el pasado viernes como escenario a la presentación del segundo poemario de Javier Cristóbal, a saber, “Feroces de pensamiento”.
            Pablo Méndez declaró a propósito de la reinauguración que “esta librería tiene que estar abierta porque es un sitio mágico”, recordando que la escritora Emilia Pardo Bazán tuvo su casa en el inmueble, y sobre Javier Cristóbal que el libro iba a lograr situarlo entre los poetas contemporáneos importantes.
            El resto del acto transcurrió en un formato más de entrevista radiofónica que realmente de presentación. Por supuesto se habló del libro, pero se eliminó ese aire solemne y elevado que suelen tener, a cambio de uno más fresco y vivo, espontáneo, sin que ello redundara en detrimento de la calidad poética; todo lo contrario, el evento estuvo plagado de momentos literarios exquisitos. El peso del discurso recaía a medias entre el presentador Miguel Velayos y el autor, con breves intervenciones de cómplices habidos entre el público.
           Os voy a invitar a acercaros a Feroces de pensamiento” comenzó Velayos. Javier Cristóbal se apresuró a aclarar las posibles malinterpretaciones que este título podría generar: “Pretende ser una propuesta, pero no de violencia. La ferocidad es una cualidad de las personas: no se pueden hacer cosas feroces, sino solo ser feroz haciendo cosas.” “Y esta ferocidad va avanzando a lo largo del libro”, comentó Velayos a propósito del poema Irrealidades que hace alusión a unos versos de Rilke: «porque lo bello no es sino el comienzo de lo terrible». “En todo proceso hay una ferocidad y una pérdida,” explicó nuestro poeta, “lo bello hay que ganárselo. La belleza es una conquista constante, y la soledad es una consecuencia directa de esta ferocidad.
Además Velayos advirtió que en el poemario surgen distintos “personajes feroces: el sonámbulo, el extranjero, el heroinómano… personajes marginales”, en definitiva. “Marginal es un término ambiguo”, matizó Cristóbal, pues lo que busca es “transitar en los márgenes para construir el propio espacio feroz.” Pero ¿en qué sentido es necesario construir un espacio feroz? Hizo ver que frente al dinero, que es la “ideología dominante”, nosotros tenemos que recuperar la palabra, “porque ya no es nuestra”. Somos nosotros los que tenemos que construir el sentido, y esto solo es posible mediante el lenguaje.
Al respecto recordó una frase de José Ángel Valente: «En la poesía lo primero es crear y lo segundo comunicar». Por ello, “se trata de indagar, escaparme de los espacios dominantes, crear mi propio espacio y hacer revolución. La revolución no es solo una cuestión política, sino de toda la vida: consiste en repensar todas las relaciones,” y esto es imposible sin la palabra, porque lenguaje y pensamiento van unidos. Así, considera que solo a través de esta capacidad logramos “ferocidad y un grito propio”. Y desde su obra procura “invitar a que la gente cree su propio mundo, porque la existencia es solo una”.
A propósito de la cita de Valente, Velayos quiso aportar otra que mantenía también esta idea: «la poesía es caer en la cuenta». “Sí,” apuntó Cristóbal, “Valente decía que «el arte, la poesía no alojan solo el sentido, sino que alojan la totalidad del despertar»”, y entendida de esa forma, “la poesía nunca es una palabra pragmática, sino que en sí misma posee todo el sentido. Por lo tanto, me considero un poeta que pretende hacer una revolución holística”, admitió.
Velayos, además, reparó en la “ironía salvadora” que se percibe en muchos poemas que “van en la línea de desdramatizar, de jugar”. “La poesía es como un juego,” afirmó Cristóbal, mostrándose de acuerdo, “y es que el juego es lo más importante de todo. Yo escribo porque me gusta jugar con las palabras.” De esta suerte, “quiero desterrar la idea de que «la poesía es cursi», porque la poesía puede ser un ámbito totalmente feroz.
De otra parte, “el libro es un diálogo con una infinidad de autores, no solo escritores, sino también músicos, filósofos…”, declaró Velayos. “El poeta no debe vivir en una biblioteca,” se explicó el Cristóbal, “sino que escribe viviendo. El poeta vive y luego transcribe esos momentos.” De esta forma justificó sus numerosas influencias interdisciplinares y añadió: “una de las cosas más feroces es una guitarra eléctrica. De hecho, si Nietzsche estuviera vivo, seguro que le gustaría la música electrónica.” Tras la mención del filósofo, aprovechó para comunicar otra de las ideas que deambulan por el libro: “La historia de la humanidad es una domesticación del pensamiento. Las diferentes formas de violencia no esconden sino un pensamiento domesticado; pero yo creo en lo contrario: ser feroz de una manera ni violenta ni domesticada.
Sin embargo, “el libro está plagado de ternura, por ejemplo, el poema Domingo; la ternura, el amor… ¿pueden ser un momento feroz?” cuestionó Velayos. Cristóbal, por su parte, consideró que sí es posible: “la ternura es cuando uno se desarma y en ese momento es cuando es más feroz.” También arguyó Velayos cierta “línea anticonstitucional”, a saber, la “necesidad de crear otros espacios y romper con algunas instituciones, así como de convencer a los jóvenes de que no se dejen llevar por el miedo” “…y de la necesidad de ser desobediente”, agregó Cristóbal, “sin desobediencia no somos nada. Quien no desobedece, solo reproduce. De hecho, el propio momento de escribir es una desobediencia.” Igualmente mostró interés por desterrar el “mito de la madurez”, porque “muchas veces consiste en una connivencia con lo establecido. Uno no puede conformarse, ni perder la energía transformadora del universo. No perder el asombro, ni el entusiasmo, perder el telón de la cotidianidad, ver las cosas de otro modo.” En efecto, Miguel Velayos aseveró que “la vida y la esperanza se abre paso pese a todo” y que en Feroces de pensamientoveo mucha vitalidad.
Para finalizar el acto el autor expresó su deseo de que “el libro ande y se defienda solo y mis poemas se hagan mayores, conozcan gente y conozcan mundo.
Entre los asistentes se encontraban alumnos y compañeros de Integración Social, y también escritores como el gran poeta Alberto Infante y Daniel Romero, del que ya muchos esperan su primer libro.
            No quiero terminar mi entrada sin añadir un poema que refleje lo que significa esta ferocidad. Yo me inclino por el lado de la ternura, del que rebosa “Nocturno”. ¡Que lo disfrutéis!

 

            No importa que algún día me arrepienta
¿qué es eso de vivir con tal prudencia
que ni sentir me deje esta ternura
por miedo a sucumbir en tu mirada?

Tú no eres mía y yo te quiero
ajena a los planetas que te llaman
dormida entre mis lunas, soñadora
de barcos de papel y de galaxias
tumbada en tus cabellos,
como un hada
que sabe los secretos y descansa

Así que no te extrañe si despiertas
desnuda y deliciosa en la mañana
y sientes que hace un rato que te observo:
No es dado al ser humano con frecuencia
seguir en su letargo a la belleza.
 



           
 
             Nos vemos en la siguiente presentación.

Helena Suárez

 

 

1 comentario:

  1. Estas magníficas fotos aparecen por cortesía de Fernando Gómez López. De nuevo, muchas gracias.

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