Después de este paréntesis ocasionado por la Semana Santa y la Pascua
que nos ha valido para descansar y retomar fuerzas, vuelvo para contaros
algunos eventos que ocurrieron antes de las vacaciones, pero por su
trascendencia en el mundo de la poesía no han de caer tan pronto en el olvido.
El primero, al que dedicaré esta entrada, es la presentación del Premio Café
Comercial La luz y el frío de Joan
Payeras, el segundo, la salida al mercado de una nueva edición de La realidad y el deseo de Luis Cernuda,
que comentaré próximamente.
En efecto, el pasado 15
de marzo tuvimos la oportunidad de conocer por primera vez el poemario vencedor
del concurso que convocaron Ediciones Vitruvio y el Café Comercial el pasado
año y cuyo fallo tuvo lugar el 14 de diciembre. Pablo Méndez abrió el acto,
hablándonos del certamen: nos contó que fue una experiencia muy bonita, que
tuvo tal éxito que el sótano del Café estaba abarrotado, pero que “lo más bonito fue cuando fallamos el premio,
porque el libro ganador es maravilloso”. Terminó su intervención
agradeciendo al autor, Joan Payeras, que viniera desde Palma de Mallorca, de
donde es natural, y exclamó amigablemente, “¡a
ver si se anima a venirse a vivir a Madrid!”, insinuando que hacía falta
una voz como la suya en la Capital.
Fernando Vera, por parte del Café Comercial, aseguró
que “el Premio había sido generado por la
idea de Pablo”, se mostró contento con que esa sala donde se celebraba
estuviera dedicada a los poetas, y confesó que “dentro del Café es como un oasis”. Del mismo modo, como
representante del sponsor Café Novell, David señaló lo vinculados que están la
cultura y el café, puesto que en numerosas ocasiones una taza de esta bebida “va de la mano de la inspiración”.
Rafael Soler, Joan Payeras, Pablo Méndez, Fernando Vera, Andrés Jiménez y Raúl Nieto de la Torre
«Qué inventará
la noche, / ahora que la luz es amarrarse a ti…» A Rafael Soler, integrante
del jurado, le bastó citar estos dos versos de Joan Payeras para justificar
ampliamente el resultado de las votaciones. Por el contrario, Raúl Nieto de la
Torre, presidente del jurado, nos facilitó más detalles: “Este libro me cautivó desde el primer momento y lo sentí muy mío,
porque toca algo muy personal”. Ciertamente describió los poemas apuntando
que “no se andan con rodeos” y además
que “parecen querer cobijarse en el
lector, y allí dentro seguir viviendo”. Tal es así que “algunos poemas seguían dándome vueltas en la
cabeza, como una melodía pegadiza”, confesó. En relación a su contenido,
advirtió la alusión constante al silencio, pero de igual forma “si no hubiera nada, no habría sitio para la
escritura”. Entonces se aventuró a imaginar que “Joan era de los que levantaba piedras en el campo”, debido a que, a
su modo de ver, “más tarde levanta
piedras mucho más peligrosas”, refiriéndose a su poema “Aquí, ahora”, que comienza: «Alguien se suicida y te sientes ofendido.
¿Qué creía saber él que tú no sepas?...». “Me llamó la atención cómo podía llegar a ser él mismo en cuanto a
personalidad poética desde muchas voces”, afirmó. También mencionó la cita
de San Juan de la Cruz que abre el poemario, a saber, «Para venir a lo que no sabes, / has de ir por donde no sabes. / Para
venir a lo que no eres, / has de ir por donde no eres» y observó que “necesariamente tenemos que perdernos para
encontrar el camino, y es cuando pasan cosas interesantes”. Para terminar,
advirtió que evoca repetidamente lo escondido y, en general, lo oculto: “Nos entrega generosamente un montón de
lugares desconocidos”, concluyó.
Por fin llegó el turno de que Joan Payeras diera a
conocer al público asistente –entre el que se hallaban reputados poetas– ese
libro suyo que se alzó victorioso de entre más de doscientos ejemplares: “Hoy es un día en que tengo que agradecer
muchas cosas a mucha gente, entre ellas, el haber elegido mi libro y haberlo
leído con tan buenos ojos”. Por su parte, reconoció que frecuentemente
cuando echaba la vista atrás a lo que había escrito, siempre le parecía que le
sobraban cosas, pero que con La luz y el
frío le había ocurrido menos que en las anteriores ocasiones. “Yo escribo cuando tengo un tema y un tono
que aparecen como una sola cosa” y, en este caso, “el tema mayoritario es el paso del tiempo, la memoria como asidero para
luchar contra este, y la pérdida”. Sin embargo, aunque opina que
posiblemente sea el más serio de los poemarios que ha escrito, no quiere que se
lea en clave pesimista, porque “esa
visión nostálgica hacia el tiempo que pasa no se debe sino al inmenso amor que
se tiene por la vida”. También justificó la búsqueda expresada en la cita
de S. Juan de la Cruz en que “escribo
para saber de mí mismo, de los que me rodean, para saber de lo que pasa”.
Después pudimos escuchar de viva voz los poemas “Ideal” –al que considera una declaración de intenciones–, “Teseo”, “Veintiséis de diciembre”, “La
caricia”, “Tarde de enero”, “Last track” y “Relatividad”. Como bis, Pablo Méndez le solicitó “Lector junto al cauce”.
Joan Payeras, autor de La luz y el frío
Como prueba de la poesía minimalista y depurada, a la
par que enérgica y rotunda, de este autor que el Premio de Poesía Café
Comercial me ha descubierto, os presento:
Acto de fe
Tu mano entre mis manos,
mientras tras las paredes
la ciudad es silencio y frío,
lejos de esta ilusión,
de esta victoria, de este engaño.
De esta última posibilidad
desesperada
de parar el tiempo.
Espero que la disfrutéis.
Antes de dejaros os anuncio que ya se está gestando la
nueva edición de este Premio de Poesía, así que animo a que los que se vean
capacitados para ello a que vayan preparando sus manuscritos, porque en este
país se necesitan más voces tan fuertes e intensas como la de Joan Payeras.
Hasta pronto.
Helena Suárez
Muchas gracia, Helena, por la crónica y tus palabras. Y a todos por el magnífico día que pasé en Madrid.
ResponderEliminarNo hay de qué. Ha sido un placer asistir a la presentación y leer "La luz y el frío". Me ha encantado, de verdad.
ResponderEliminar