El pasado viernes, 14 de diciembre Ediciones Vitruvio
puso broche final al año con la presentación del poemario Mira de Eduardo Merino Merchán, publicado en la prestigiosa
colección Plaza Mayor. El acto tuvo como sede el Café Comercial, donde acudió
un gran número de amigos, familiares y poetas, que agasajaron al autor con su
presencia en un ambiente poco menos que festivo.
José Luis Fernández Hernán, respetable crítico, nos
introdujo en la obra de Eduardo, mediante un profundo análisis de los temas e
inquietudes allí manifestados. La calificó de machadiana, por su estilo
sencillo y sin florituras, y resaltó al que consideró como telón de fondo, es
decir, al amor conyugal. A su juicio, en Mira
está muy presente la calma y la hondura que caracteriza a este tipo de afecto. Ciertamente,
frente al amor meramente erótico, en el que los amantes miran dentro de los ojos de su pareja tan solo para poseerla -dada
la condición finita y aprehensible de los ojos del cuerpo-, en el amor
matrimonial miran los ojos del alma,
que son infinitos. Esta clase de intimidad se entrega al tiempo, donde resiste
y al mismo tiempo acaba. En Mira “brilla la compañía, el silencio de manos
juntas aunque no lo estén”. Se refleja esa idea hermosamente expresada por
Antoine de Saint-Exupéry: "Amor no
es mirarse el uno al otro, sino mirar los dos en la misma dirección".
En efecto, no se trata de posesión o de ambición, sino de compartir. Sin
embargo, ante ellos aparece “el mal”,
una amenaza metafísica alguna vez concretada, la mayoría, vaga; el “templo o palacio”, refugio donde el tú y
el yo se reúnen, y las palabras, la expresión, que constituyen el armamento que
exorciza contra él.
A continuación, el autor, actual librero de la
complutense, nos ofreció su propia visión acerca de su libro. Recordando sus
años como estudiante y al profesor, Fernando Lázaro Carreter, reconoció que,
discrepando de su doctrina según la cual la manera de acercase a la obra es
tomar en consideración meramente el texto “per
se”, sin referencia alguna a su autor, Mira
sí era “un libro con autor”,
afirmando lo imposible de desligar al primero del segundo. La definió como “la historia de un intento de salvación de un
mal, una conjura”: “Se intenta vivir
tranquilo, en el palacio de la luz, y con esa misma persistencia nos alzamos”.
Se trata pues de una trayectoria por la vida procurando evitar la tempestad
amenazadora, pero plantándole cara cuando es necesario.
Compartió con los asistentes el hecho de que la
segunda parte del libro está dedicada a un amigo, fallecido a raíz de un duro
cáncer: “Nos ayudó a luchar contra
nuestro mal y terminó sucumbiendo por su propio mal”. En él está inspirado
el poema Un pino no alumbra una vida…
“…Un pino no sustituye una vida
ni alumbra el sinsabor de la penumbra.
Pero queda. Como queda marzo
trasplantando el dolor de esta derrota
que este otro mal trocea en la ceniza
primitiva y tenaz que en nuestras ramas
quema.”
Tras finalizar el evento, el homenajeado se fotografió
con compañeros poetas que allí concurrieron para manifestar su aprecio y
felicitarle por esa nueva publicación. Algunos de ellos fueron Paco Caro, muy
feliz siempre, Rafael Soler, ya de vuelta de su viaje por las américas, David
Morello, Ana Ares y Paco Moral, Antonio Daganzo, Raúl Nieto de La Torre y su
guapísima Melisa, Eduardo Martínez y su mujer Magrette, recién llegados de la
costa, y Miguel Cuerdo Mir.
Por último, llegó el turno de la firma de ejemplares,
momento de intercambio entre escritor y lector continuamente interrumpido por
flashes irreprimibles.
Y así acabó la última publicación de Ediciones
Vitruvio en el 2012, y acaba también mi última entrada hasta el 2013. Hasta
entonces os dejo con el poema más conmovedor, a mi juicio, de Mira titulado Adamar (cfr. San Juan de la Cruz, estr. 23, Cánt. Esp):
Te
leo la palabra más hermosa:
la
que me haba de doblemente amar,
la
de verdad más clara del idioma
la
de más amplia y profunda semilla
de
mi lengua.
La
palabra más hermosa y en calma
del
idioma.
La
que te habla de doblemente amar
pero
quizás de amar de dos maneras:
la
que mira mi voz cuando te nombra
la
que escucha tu amor cuando me miras.
A todos…¡felices fiestas!
Helena Suárez