Pedro López Lara presentó hace unas semanas, concretamente el 10 de noviembre de este año, su poemario Meandros (2021). Autor tardío y ganador de distintos premios de poesía (Premio de poesía de la Ciudad de Alcalá y Premio de poesía Rafael Morales) nos muestra con esta nueva obra la vida pasada desde el presente, las dudas existenciales que en muchas ocasiones nos perturban y la importancia de ciertas personas en nuestras vidas.
Comenzamos la entrevista conociendo un poco más al autor, viendo cómo ha sido su vida desde una vista de pájaro, de manera superficial, pero que nos permita ver de dónde sale esta necesidad de escribir y cómo evoluciona a lo largo del tiempo.
Como nos cuenta López Lara, la escritura para él ha sido una carga que ha sentido más pesada o más ligera según la época que estaba viviendo: Se inició en su etapa universitaria y mientras trabajaba en una editorial de renombre continuó escribiendo de vez en cuando, encontrando respiros entre los momentos más absorbentes de su profesión; pero es ahora, en los últimos años, cuando ha encontrado su oportunidad para encontrarse de nuevo y expresar sus ideas, sentimientos… a través de este arte. “Básicamente siempre he tenido un rechazo a escribir, pero la vida me ha conducido por caminos que me han obligado a escribir; y a escribir bastante”, nos relataba el autor.
Por otro lado, hemos descubierto que es un hombre al que le gustan todos los géneros literarios, pero que a la hora de escribir se decanta por la poesía de manera excepcional, aún habiendo escrito en tiempos pasados artículos filológicos, manuales didácticos y microrrelatos creados para su deleite personal.
Dentro de sus relatos poéticos, aún inéditos, ha tenido la oportunidad de recrear diversas escenas cinematográficas, pasajes y personajes de obras literarias, cuadros… que, de un modo u otro, podemos suponer, han impactado en su vida.
De la misma forma, el poeta se ha visto influenciado por distintos autores, entre ellos: Luis Cernuda, Jorge Luis Borges, Edgar Lee Masters, Fernando Pessoa, Paul Valéry… Aunque como bien nos menciona: “En realidad, yo creo que todo lo que uno lee le influye. Para mí las lecturas, como el hecho de haber visto películas o contemplado cuadros, son experiencias vitales. Y mi poesía trata de la memoria; una memoria que recrea siempre experiencias vitales; pero a veces, has dedicado parte de tu vida a leer un libro, contemplar un cuadro o ver una película, y eso no son experiencias culturales o culturalistas, forman parte también de la vida”.
Como no podía ser de otra forma, y por ser motivo de esta entrevista, hablamos de su última obra, Meandros (2021), en la cual se muestran memorias, lugares, ideas y personajes de una vida, en su parte, ya vivida.
Poemario escrito a partir de retazos robados al tiempo, con poemas únicos y con significado en sí mismos, que pretende transmitir dichos relatos como se muestran, dejando siempre ciertos límites para la subjetividad individual y aceptando siempre el deleite o desagrado del lector.
De la poesía, López Lara no espera nada: “No creo que la poesía sea un arma cargada de futuro ni cargada de ninguna otra cosa. Bueno, voy simplemente recibiendo con gratitud lo que me va dando, pero nada más, no hay una expectativa”, pero afirma que un poema debe asentarse en dos elementos: que tenga ritmo y que contenga una idea o un sentimiento “al que se le ha dejado reposar, un sentimiento que previamente ha sido disecado, o sepultado, y al que por un momento de la escritura del poema se le hace revivir para que luego vuelva a su tumba, ataúd o baúl, álbum de los recuerdos…”
Para finalizar, y en relación con su trabajo en el mundo editorial y educativo, le preguntamos por la actualidad: los jóvenes de hoy en día y la lectura. A este respecto, descubrimos que el autor opina que a pesar de que “ahora se lee y se escribe, probablemente más que nunca en la historia, por las redes sociales, por el WhatsApp… cuando antes se usaba el teléfono, la comunicación directa cara a cara; ahora se emplea la escritura, pero ese hecho es redundado, no se ha traducido en ninguna mejora de la habilidad o de la capacidad de comprender un texto escrito, o de elaborarlo por parte de los alumnos; ni tampoco de sus padres, de los adultos”, y que para sobrepasar este problema plantea una solución aparentemente sencilla: conocer los intereses de los jóvenes y leer pasajes muy breves de obras en los que se manifestara dicho interés, dejando, en parte, de lado, la historia de la literatura ya que dichos textos no resultan atractivos a esas edades.
Nos encontramos frente a un hombre que sigue con la escritura a pesar de los altibajos que ha superado en su carrera como escritor a lo largo de la vida, y que actualmente ya tiene planteada su siguiente obra. ¡Desde Ediciones Vitruvio te deseamos lo mejor en tus siguientes proyectos y nos encantaría seguir compartiéndolos contigo!
Alba Menéndez Cuesta.
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